Si te gusta tu ropa de cama querrás que dure lo más posible. Y una de las cosas más importantes para que eso ocurra es lavarla correctamente. Si se hace como es debido, la ropa de cama no solo va a durar mucho tiempo, sino que se va a mantener impecable, no encogerá ni hará bolas o perderá su color.
1- Lee siempre las etiquetas de los fabricantes
Más que un truco estamos hablando de algo de pura lógica: leer las etiquetas de los fabricantes. En la etiqueta encontraremos información tan importante como si la ropa de cama se puede o no lavar a máquina, la temperatura máxima, si podemos utilizar la secadora y las instrucciones para usar la plancha.
Aunque la mayoría de la ropa de cama se lava en la lavadora y puede ir a la secadora, en algunos casos no es así o no se pueden utilizar determinados programas, por lo que siempre hay que leer las instrucciones y seguirlas al pie de la letra para que sábanas, colchas y edredones estén como el primer día.
Cuando el fabricante recomienda no lavar una prenda en casa porque precisa lavado en seco es porque el tejido es muy delicado. Así que lo mejor es llevarlo a manos de profesionales o, si no queremos darnos ese trabajo ni tener ese gasto, leer bien las etiquetas antes de comprar la ropa de cama para quedarnos con la que se ajuste mejor a nuestras preferencias o a nuestra comodidad.
2- Usa ciclos cortos de lavado
En la mayor parte de los casos la ropa de cama se lava por higiene pero no tiene manchas ni suciedad apreciable. Un lavado corto a la temperatura recomendada por el fabricante o a treinta grados suele ser más que suficiente para que la ropa de cama quede impecable.
Cuanto más tiempo esté girando la ropa en el tambor de la lavadora mayor será el desgaste, por eso cuanto más corto sea el programa, mejor. Al contrario de lo que se cree, la secadora si se emplea bien no acorta la vida de la ropa y es muy eficaz matando a los ácaros, lo que permite que incluso se pueda lavar la ropa de cama en agua fría y aun así sea apta para los alérgicos.
La secadora, además, ayuda a que las sábanas salgan menos arrugadas y en muchos casos no necesitan plancha o necesitan muy poca plancha tras el ciclo de secado, lo que hace que no solo ahorremos tiempo, sino que también evitaremos someter a las telas a las altísimas temperaturas de la plancha.
3- Ante las manchas, mejor a remojo
Hemos dicho que la mayor parte de las veces las sábanas están limpias y solo se lavan por higiene, pero a veces las sábanas o las colchas se pueden manchar, sobre todo las de las camas de los niños que pueden hacerse pipí en la cama o dejar caer un vaso de cacao, por poner algunos ejemplos.
En estos casos lo más recomendable es poner la mancha a remojo con un producto específico que sea adecuado para el tipo de tela con la que se está trabajando. Por ejemplo, un quitamanchas suave o la llamada lejía para ropa de color, que en realidad no es lejía. No dejes la prenda en remojo más tiempo del necesario y nada más sacarla, lávala como haces habitualmente.
Así, evitarás tener que poner un ciclo de lavado muy largo o lavar a temperaturas muy altas para que queden unas sábanas perfectamente impecables. En cualquier caso, si usas lavados muy cortos tal vez tengas que usar un ciclo normal si todavía queda la sombra de la mancha tras aplicar el remojo.
4- Cuida tu lavadora
Cuando lavas con la lavadora puede ser que la ropa saque algunas manchitas o mal olor que puede producirle el mismo aparato. Para evitar esto debes de revisar de vez en cuando la tapa de la lavadora y la goma que hay en la entrada para asegurarte de que no hay restos de jabón o de cualquier otra suciedad que haya podido depositarse ahí y que se esté transfiriendo a la ropa.
Procura utilizar detergentes líquidos, ya que algunos detergentes en polvo no se disuelven bien, sobre todo en el agua fría, y pueden dejar pegotes en la ropa. Si no te gustan los suavizantes pero sí que la ropa huela bien usa en lugar de este producto un chorro de vinagre de limpieza. Esto potenciará el olor del detergente y eliminará cualquier otro olor que pueda haber en la ropa, como por ejemplo el que algunas prendas cogen a humedad. Además, la ropa quedará muy suave.
No olvides que es bueno para la lavadora ventilarla de vez en cuando, por lo que puedes dejarla abierta cuando no la uses. Así, evitarás malos olores en el bombo que puedan pasarse a la ropa.
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