Antes, vestir una mesa era casi tan complicado como vestirse uno mismo. Protectores para la mesa, manteles de plástico, manteles de tela y, a continuación, una larga serie de platos, cubiertos y cristalería que hacían que muchas personas se sintieran intimidadas al sentarse. Ahora, se llevan menos formalismos, mesas mucho más minimalistas y sencillas, pero no quiere esto decir que no se cuiden los detalles.